1. Aplica el protector solar cada mañana
El protector solar debe convertirse en un paso esencial de tu rutina diaria, incluso durante los meses de invierno. Úsalo como el último paso de tu rutina facial, después de limpiar e hidratar tu piel. Este hábito no solo protegerá tu rostro de los rayos UV, sino que también creará una barrera que ayudará a mantener la hidratación y evitará los daños causados por el frío y el viento.
2. Reaplica si estás al aire libre
Si vas a pasar tiempo al aire libre, ya sea caminando, disfrutando de actividades en la montaña o en días soleados, es fundamental reaplicar el protector solar cada 2-3 horas. Esto asegura una protección continua, especialmente si estás en entornos donde la nieve o el agua reflejan la luz solar, intensificando la exposición a los rayos UV.
Estos pequeños ajustes en tu rutina diaria pueden marcar una gran diferencia en la salud y apariencia de tu piel, protegiéndola durante todo el invierno.