Recuerda que tu tipo de piel puede cambiar con el tiempo debido a factores como el envejecimiento, cambios hormonales, estilo de vida y condiciones ambientales. Por ejemplo, es común que los adolescentes tengan piel grasa debido a fluctuaciones hormonales, mientras que los adultos pueden experimentar sequedad a medida que disminuye la producción natural de grasa.
También, factores como el embarazo, la menopausia, el estrés, la dieta y la exposición a elementos como el sol, el viento y la contaminación pueden influir en tu tipo de piel a lo largo del tiempo. Reevaluar periódicamente las necesidades de tu piel y ajustar tu rutina de cuidado es esencial para mantener una apariencia saludable.