El ácido hialurónico (HA) es un tipo de azúcar molecular esencial presente en nuestro cuerpo. Se encuentra en la epidermis, tejidos conectivos, cartílagos, líquido sinovial, ojos y muchos otros órganos y tejidos. Su función principal es retener el agua, lo que mantiene la piel hidratada y lubricada, además de aportar elasticidad y firmeza.
En los organismos vivos, el ácido hialurónico se encuentra comúnmente en forma de hialuronato de sodio, una sal de sodio. Cuando nuestro cuerpo produce suficiente ácido, la piel se mantiene suave, bien hidratada, elástica y flexible. Este compuesto es una de las moléculas más higroscópicas que existen, capaz de retener agua hasta 1000 veces su propio peso (¡1 gramo de ácido hialurónico puede retener hasta 6 litros de agua!).
Sin embargo, con el paso del tiempo, la cantidad de ácido hialurónico en nuestro cuerpo va disminuyendo. Este proceso comienza alrededor de los 25 años y, a medida que envejecemos, la presencia de HA en la piel se reduce significativamente. Entre los 25 y los 50 años, su contenido en la piel se reduce a la mitad, y para los 80 años, casi desaparece por completo.
En el ámbito cosmético, el ácido hialurónico se utiliza en diferentes tamaños de partículas. Las partículas grandes no penetran la piel, sino que retienen el agua en la superficie de la epidermis, formando una película hidrófila que protege contra factores externos y limita la pérdida de agua transepidérmica (TEWL). Por otro lado, el ácido hialurónico de molécula pequeña puede penetrar capas más profundas de la epidermis, ofreciendo un efecto antiarrugas más potente. Muchas cremas y mascarillas combinan varios tipos de ácido hialurónico para lograr una hidratación óptima de la piel.
